El gesto siempre es el mismo. Juan Luis Guerra sube a la tarima, se lleva una mano a la oreja y canta con voz afinada. La actitud, contrario a lo que pasa con su música, se repite una y otra vez. Ese procedimiento convertido en una especie de amuleto es tan característico como su barba o sus casi dos metros de altura.
Su figura dominicana comenzó a conocerse en el mundo a mediados de la década del 80, cuando era el discreto integrante del grupo 4.40. A los pocos años, su talento sobresalió y el público entendió que el personaje más alto, el hombre que vestía de negro y sombrero elegante soportaba toda la carga armónica de un cuarteto que se dedicaba a explorar los sonidos del merengue.
Pronto, las composiciones de Guerra le abrieron el canal alterno al merengue tradicional y la bachata comenzó a ser tenida en cuenta como estilo latino. Hoy son muchos los artistas que basan sus propuestas en la oferta generosa de este músico dominicano.
“No pienso todavía en mi herencia musical, para mí la academia lo ha sido todo. Mi cercanía con el jazz me ha aportado mucho porque tiene arreglos muy ricos en armonías y me gusta incluir todas esas propuestas dentro de lo que hago a diario, que es el merengue y la bachata. El estudio académico lo que ha hecho es ampliar mi contexto armónico y melódico, porque yo creo que todas las mezclas que hago aportan al crecimiento de la música tradicional”, asegura Juan Luis Guerra, quien llega al país a cantar casi por primera vez en vivo y en directo al público nacional su Canto a Colombia.
El artista dominicano considera que aún está en el camino para obtener la excelencia musical. Todos los días se prepara de la única manera que sabe hacerlo: escuchando mucho a Bach y a Mozart, pero también a Beethoven y Mahler, y todos esos grandes maestros que consiguieron subir escalones y, sin ser su intención, marcaron diferencias.
“En el momento de componer no pienso en nada. Simplemente me dejo llevar por el corazón y me gusta sentir lo que estoy experimentando en ese instante. Mi intención es que todas las canciones gusten, pero el momento de la creatividad es tan sublime que sólo recibo un dictado de los sentimientos”, indica Guerra, cuyo trabajo discográfico más reciente es Todo tiene su hora, que le da nombre a la gira mundial.
Otra de las influencias marcadas que ha tenido este artista durante su trayectoria musical está relacionada con el oficio que desarrolla el productor estadounidense Quincy Jones cuando ingresa a un estudio de grabación. De él, Juan Luis Guerra ha aprendido a aplicar una frase contundente: “Hay que tener la sabiduría para decir mucho con pocas notas”.
El factor social ha sido determinante en su actividad como compositor. Le gusta dejar un mensaje que acompañe las realidades que ven los seres humanos en su cotidianidad. Para realizar este retrato musical está en Colombia.
Hoy, a partir de las 8:00 p.m. Centro de eventos Autopista Norte (Bogotá). Información y boletería: 593 6300 y www.tuboleta.com.
Fuente: EL ESPECTADOR
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