La vida de Andrew Sandness, originario de Wyoming, cambió completamente en 2006, cuando un disparo le desfiguró el rostro. Pero hoy, gracias a la generosa donación de una familia y el trabajo de un equipo multidisciplinario de doctores en EEUU, Andrew ha recuperado su cara en el primer trasplante facial de realizado por la clínica Mayo en Rochester, Nueva York.