Tras nueve días recluido en una clínica, “El General Larguito” recibió el alta médica, pero no piensa guardar el reposo indicado, pues asegura tiene que trabajar en distintos grupos, aunque de poco renombre, que lo llevan a él como atractivo a sus fiestas.
Este incansable trabajador, que por el Ministerio de Cultura recibe una pensión de treinta mil pesos mensualmente, dice que le toca a tres o cuatro grupos que le dan entre cinco o seis mil pesos por show, y que debe aprovechar la temporada navideña, que es cuando más se toca. La suma de dinero parecería irrisoria para esta leyenda de la música típica que popularizó tantos temas que otros artistas hicieron suyos, tales como “La Chiflera”, “Navidad sin mi madre”, “A sobar el pompo”, “La Mala maña”, “El mangrina”, “El cuento comparón” y muchos otros.
Otra dicotomía en la vida de Tomás Santana de la Cruz, nombre real del merenguero, que tiene más de cincuenta años de trayectoria, son las condiciones en que vive, pues actualmente reside en una habitación junto a su esposa Celeste Trejo en el sector El Ingenio Arriba de esta ciudad a espera de que el gobierno le dé un apartamento prometido, pues dice que tuvo que abandonar su humilde casa en Imbert, Puerto Plata, porque allá “no hay vida”.
“Me siento mejor de salud, de ánimo, porque eran muchas complicaciones que yo tenía”, precisó El General Larguito antes de abandonar la clínica; y al cuestionársele si tomaría el receso de unos días para recuperarse, respondió categóricamente que no.“Si tomo el receso me voy a joder, y si no lo tomo también”, reflexionó.
Su estado de salud fue noticia en los últimos días, pues el músico pidió a la clase artística que fuera en su ayuda por su precaria situación económica. Su llamado fue escuchado por Merengueros Siglo XXI, y en representación de la entidad fue a verlo Peña Suazo y le llevó un aporte, mientras que Héctor Acosta también envió a alguien con una ayuda, de acuerdo a lo informado por el artista, quien se queja de sus compañeros de género, ya que ninguno fue a verlo.
Se quejó de que músicos hermanos, a los que ha puesto a vivir, a sonar, no han pasado ninguno, asegurando que tiene un gran dolor de ellos “porque no pensé que esos grandes músicos podían darme la espalda. La mayoría se están beneficiando de los temas míos, chiquitos y grandes tienen que tocar mis temas, sino, no brillan”.
No obstante, dice que gracias a este padecimiento va a conseguir muchas cosas que no había conseguido, citando como ejemplo que le asignaron una habitación privada en el Seguro Social. El director ordenó que cuando se enferme lo lleven a esa habitación, donde le darán de todo. “Otra cosa es que yo había sonado en todo el país, y ahora por el mundo entero, porque no hubo pantalla que no pusiera boletines del General Larguito, porque yo soy una gloria de este país”.
Fructífera trayectoria
El Prodigio, Fefita, Raulín Rodríguez, Anthony Santos, El Chaval, Luis Vargas, José el Calvo, Pedrito Reynoso, Los Toros Band, Raffy Matías, La Artillería, cuenta el músico en la larga lista de artistas o grupos que han tocado sus temas. “Para mí es un agrado, me siento bien cuando ellos graban un tema de los míos, que es porque son buenos, y le van a sacar beneficio, pero no cumplen (derecho de autor)”, precisa el artista, que asegura recibe unos diez mil pesos cada tres meses por derecho de autor, a través de la Sociedad General de Autores, Compositores y Editores Dominicanos de Música, así como otros cinco mil mensual de la misma entidad. El artista apenas cursó un tercero de primaria. Aprendió a tocar el instrumento escuchando a su padre y muy jovencito se fue a “andar el mundo, cogiendo la carrera artística hasta esta fecha”. Asegura que toca un poco de piano, guitarra, bajo, acordeón, y que es compositor, arreglista y vocalista, y que eso viene de naturaleza, ya que nunca entró a una escuela de música.
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