Santo Domingo.- El intérprete de bachata Yoskar Sarante sigue dándole continuidad a su carrera con la promoción de su nueva canción bajo el título “Dile a él”, con el que espera seguir contagiando a más personas este año.
El artista está confiado en que en este año la bachata mantenga el liderazgo por encima de los demás géneros musicales tropicales que se escuchan en el país.
Yoskar Sarante hoy goza de buena popularidad y aceptación, pero no siempre fue así, pues durante su niñez y adolescencia pasó muchas vicisitudes que le tenían su sueño de ser artista casi truncado.
Y es que Sarante viene de una familia de mucha pobreza, que hasta era limpiabotas y vendía guandules en las calles para ayudar a su madre a mantenerlos.
Era un niño pobre, pero tuvo la oportunidad de cantar en la orquesta del merenguero Juancho Viloria, afínales de los 80 y luego salir como cantante de bachata, pero sin ningún éxito.
Entre los años 1994 y 1999 Yóskar se hacía llamar “El Prabú de la bachata”, mote con el que grabó tres álbumes musicales, y se sostenía trabajando cargando blocks, mezcla y empañetando paredes, pues la música no le dejaba, porque nadie lo contrataba.
Fue tan grande su penuria que en una ocasión, luego de tantos intentos fallidos, el bachatero pensó en dejar todo ese sueño de ser artista, porque aun teniendo un disco con el sello de J/N Récords, a finales de los 90, no lograba descollar.
“Te confieso que estuve a punto de tirar la toalla, estuve a punto de dejar todo esto, porque pasé mucho trabajo, pero de repente me pegué. Cuando salió el tema “La noche”, en 1999, que se pegó bastante, yo trabajaba en construcción para mantener mi familia, porque no tenía otro modo de hacerlo”, dijo.
Otros temas de ese disco que también consiguieron despegar fueron: “No te detengas”, “Camas separadas” y “Llora alma mía”, con los cuales se colocó entre los principales bachateros de principios del 2000.
Recordó que cuando se les pegaron todas esas canciones, las cuales eran cantadas por sus compañeros de trabajo de la construcción, quienes no se percataron de que se trataba del joven que tenían a su lado pegando blocks, pero él tampoco se los dijo.
Como obrero de la construcción, Yóskar recuerda que le pagaban 40 pesos por hora, unos 320 pesos por día. Hoy no se sabe cuánto gana, pero ha cobrado hasta 500 mil pesos por una actividad, en momentos de mucha pegada.
Este 2016 Yóskar ha hecho varias giras internacionales que lo han mantenido un largo período fuera del país, pero ha descuidado la plaza en los últimos años, como ha pasado con otros bachateros tradicionales.
Vía: El Portal
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