(ENTRAVISION).- Aquel que piense que el éxito es algo que llega de inmediato está muy equivocado, asegura José Guadalupe Esparza, vocalista del grupo Bronco.
El cantante escribió un libro, mediante el cual relata sus historias cantadas que enfatizan lo duro que es el medio artístico: “No es delicioso por el acceso que tienes a las mujeres o el sexo, sino una carrera de resistencia, donde tienes que aguantar; lo nuestro de inguna forma fue un golpe de suerte” estableció.
“Pasamos quince años tocando puertas, ya con Bronco bien formado, desde los 70s hasta el 82 llegó Sergio el Bailador, pero antes, hicimos tres discos, pero con un éxito abrumador. Pero nada más en nuestra casa porque nadie más nos escuchaba”, afirmó José Guadalupe Esparza.
“Yo era ayudante de albañil, cuidando ganado, caballos y otras cosas, pero ahora ya me compré un caballo. Está comprobado que sólo el artista que vivió con hambre, frío y miedo es el que tiene probabilidades, no seguridad de llegar” dijo.
“Los más grandes que hemos tenido México, Juan Gabriel, Pedro Infante, Los Bukis, Los Tigres del Norte, Javier Solís, José José, tenemos ese común denominador: venimos de muy abajo, tuvimos fé en lo que hicimos”, sentenció.
El vocalista dijo que “cuando empecé a escribir en secundaria le escribí un poema a mi madre, como ‘madre querida, madre adorada, invítame al cine y pagas la entrada’, y me gané 50 pesos en un concurso”.
Y explicó la historia de Sergio el Bailador, “la cuál se remonta en personas que tienen fe en ti, y que van a todos los bailes en los que te presentas, como en Salinas Victoria Nuevo León, con Sergio y el baile absolutamente sólo, acompañado por su novia, pero nadie más en el escenario. La canción la hice en agradecimiento y nos dio mucha suerte”.
Y recordó: “Había promociones en el cine del pueblo, donde uno llevaba cuatro bolsas de café para entrar gratis y uno se la pasaba en el basurero para poder ir a ver las películas de Antonio Aguilar. Yo boleaba en la plaza para ganar mi dinero; mi papá se iba a las pizcas y el pueblo donde yo nací era de sólo mujeres. Él regresaba, dejaba 100 dólares y un hijo” comentó.
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