¿Se siente identificado con este tema? Quizás se acordó de los actos repetitivos que realiza para calmar su ansiedad, como comerse las uñas, pasarse la mano por el pelo mientras habla o mover los pies cuando está sentado, lo cual, seguramente, reconoce como una manía, sin embargo, en psiquiatría y psicología no lo es, sino que esto es un simple hábito.
No obstante, es a partir de estas costumbres repetitivas cuando algunas personas comienzan a experimentar comportamientos obsesivos incontrolables, lo que explica el porqué este trastorno va más allá de una simple costumbre.
Al recurrir al diccionario se pueden encontrar diversas definiciones, como: “Especie de locura, caracterizada por delirio general, agitación”, y “ tendencia de furor, así como extravagancia o preocupación caprichosa por un tema o cosa determinada”.
Según los expertos de la medicina clínica, las manías son trastornos obsesivos compulsivos en los que el afectado siente un nivel de ansiedad que lo lleva a tener pensamientos perturbadores e inquietantes, y desde ahí asumen un comportamiento que muchas veces se convierte en inadecuado.
Por ejemplo, dentro de las manías está la piromanía, un trastorno psiquiátrico caracterizado por el impulso de iniciar incendios. A la persona que comete el acto se le denomina piromaníaco o pirómano, este suele sentir relajación, placer, interés y curiosidad al ejecutar este delito.
También está la cleptomanía, un trastorno mental que lleva a la persona de manera obsesiva a robar objetos, por la necesidad de satisfacer su desorden mental.
Otras obsesiones son: Ailuromanía, entusiasmo intenso por los gatos. Antomanía interés extraordinario por las flores. Aritmomanía, locura por contar y por los números.
Automanía, compulsión hacia la soledad, y Bibliomanía, interés anormal a adquirir libros.
Una persona que tenga este comportamiento, denominado Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), tiene pensamientos, ideas, sentimientos o sensaciones de una forma persistente, y le llegan de manera involuntaria que no pueden controlar.
Una persona que tenga este comportamiento, denominado Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), tiene pensamientos, ideas, sentimientos o sensaciones de una forma persistente, y le llegan de manera involuntaria que no pueden controlar.
“Cuando se habla de manía se refiere a los cambios bruscos en el estado anímico, pero además, se presentan síntomas muy marcados, como el hablar mucho (verborreico), expresiones de grandiosidad como agitación motora (movimientos intensos que no acostumbra a hacer), así como también excesiva confianza en sí mismo, lo cual lo lleva a tomar decisiones imprudentes en cualquier sentido de la vida ( dinero, laboral, amoroso, mudanza)”, explicó la terapeuta familiar y sexóloga del Centro Vida y Familia, Ana Simó.
Según la psicóloga, este tipo de trastorno puede deberse a un factor genético, ambiental o dinámica familiar, incluso se puede derivar por el uso de sustancias adictivas.
El caso más frecuente que se presenta, sostuvo Simó, es en aquellas personas diagnosticadas con el trastorno bipolar, donde el paciente evidencia episodios repetitivos, eufóricos, como las manías y depresión, o ambas.
Simó recomendó acudir al terapeuta en compañía de familiares para poder tratar esta enfermedad, mediante un tratamiento llamado psicofarmacología, en conjunto con la psicoterapia.
Tratamiento
Cuando algunas personas maníacas deciden ir a consultas es cuando se les dificulta realizar sus tareas cotidianas con normalidad, por las constantes ideas compulsivas.
Para tratar estos espisodios, no solo de se usa la medicación, sino también la terapia. Mediante la prescripción médica el paciente estabiliza sus cambios de humor y se reducen los altibajos del trastorno bipolar, para de esta forma mantener los síntomas bajo control.
Para tratar estos espisodios, no solo de se usa la medicación, sino también la terapia. Mediante la prescripción médica el paciente estabiliza sus cambios de humor y se reducen los altibajos del trastorno bipolar, para de esta forma mantener los síntomas bajo control.
También se emplea la psicoterapia, que resulta ser esencial para hacer frente al trastorno.
Algunos psiquiatras recomiendan los antidepresivos, cuando el paciente se siente muy decaído. Estos deben ser administrados exclusivamente por el personal médico y por psiquiatras.
Además, los estabilizadores son aconsejados cuando el paciente está en un momento de extrema euforia, y los anticonvulsivos en caso de que el trastorno obsesivo compulsivo sea severo.
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