Existen padres con altas expectativas con respecto a sus hijos. Quieren que den lo mejor de sí mismos, que sean capaces de desarrollar todo su potencial.
Sin embargo, los padres exigentes pueden no ver los resultados deseados.
Cuando esto ocurre deberían hacer autocrítica y descubrir en qué están fallando. Porque, aunque a nadie le guste considerar que se puede estar equivocando, tropezamos muchas más veces de las que somos conscientes.
Mirá los cinco errores en los que caen los padres exigentes
1. La sobreexigencia no aumenta el rendimiento
En un primer momento todos podemos pensar que presionar, exigir y alentar a que nuestro hijo dé lo mejor de sí hará que aumente su rendimiento en la escuela.
Sin embargo, ¿qué sucede cuando tu jefe te presiona en el trabajo? ¿Te sientes motivado o, en lugar de eso, empiezas a tener que lidiar con un estrés realmente insoportable?
La sobreexigencia será, en la mayoría de las ocasiones, contraproducente. Pues no viene sola, sino acompañada de estrés y ansiedad.Además, tu hijo puede pensar que no está siendo todo lo bueno que tú quieres que sea. Se dará cuenta de que no cumple tus expectativas y esto lo desmotivará.
Tienes que darle su espacio. La presión no siempre genera buenos resultados.
2. El perfeccionismo no es bueno
¿En verdad deseas educar a tu hijo en el perfeccionismo? Tú mejor que nadie sabes que esto no existe.
Los seres humanos somos imperfectos y siempre cometemos errores. No obstante, estos, lejos de ser negativos, nos ayudan a aprender y a crecer.
Los padres exigentes tienden a ser muy intolerantes con las equivocaciones que sus hijos cometen. Sin embargo, luchar contra esto es inútil.
Si no nos tropezamos, si no nos damos de bruces con las consecuencias de nuestras elecciones, jamás podremos vislumbrar el camino que tenemos que seguir. El correcto sendero que deberemos recorrer.
Si no nos tropezamos, si no nos damos de bruces con las consecuencias de nuestras elecciones, jamás podremos vislumbrar el camino que tenemos que seguir. El correcto sendero que deberemos recorrer.
3. Expectativas irrealizables que frustran
Seguro que has oído, en más de una ocasión, que tus expectativas deben ser reales si quieres que se puedan hacer realidad llevándolas a la práctica.
Ten en cuenta que tu hijo intentará hacerlo todo lo mejor posible para que te sientas orgulloso de él.
Sin embargo, procura que lo que le pidas pueda cumplirse. De lo contrario, se frustrará y esto puede causarle incluso depresión.
Los padres exigentes tienen metas muy altas para sus hijos, pero ¿te has preguntado qué quiere él? ¿Cuáles son sus metas?
Está bien que deseemos que aquellos que más queremos lleguen alto. No obstante, esta responsabilidad no se encuentra en nuestras manos.
Las metas son personales y nadie puede establecerlas ni imponerlas por nosotros.
4. Problemas en las relaciones personales
Las relaciones personales son muy importantes para nosotros, pero unos padres exigentes pueden provocar que estas se vean gravemente afectadas.
Los hijos empezarán a darles menos importancia, pues deben centrarse en el trabajo y en las metas que pretenden alcanzar.
También puede ocurrir que sean demasiado exigentes con las demás personas. Empezarán a esperar demasiado de ellas, a querer recibir lo mismo que dan…
Entonces se sucederán las decepciones, las desilusiones y los desencantos.
En el plano de las relaciones también hay que ser realistas y no exigentes. En caso contrario, estaremos perdidos.
5. El cariño hay que ganarlo
Los hijos que tienen padres exigentes miden el cariño que estos puedan darles en el hecho de cumplir o no las exigencias establecidas por los progenitores.
De esta manera, aprenden que el amor no es incondicional, sino todo lo contrario. Si cometen un error, ya no los querrán; si no cumplen las expectativas, no son merecedores de cariño.
Todo esto causará una grave falta de autoestima y una fuerte inseguridad que se trasladará a sus futuras relaciones.
Los niños de hoy en día se encuentran muy presionados y con una gran necesidad de buscar la aprobación de sus progenitores.
Esto no solo es el preliminar de una gran infelicidad, sino del fracaso de sus futuras relaciones.
Los padres exigentes tendrían que ser conscientes de que ellos también cometen errores, de que sus hijos no tienen por qué ser perfectos y que la confianza en las habilidades, y no en los resultados, es esencial.
Fuente: http://informe21.com/
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