De niño vendió naranjas, caramelos y gaseosas para subsistir. A los 54 años ingresó a la lista Forbes de multimillonarios. En el trayecto, “El Chapo” Guzmán construyó su propio mito a partir del sufrimiento ajeno.
Tras dos fugas de película y tres capturas no menos espectaculares, el famoso narcotraficante mexicano, Joaquín Guzmán Loera fue finalmente extraditado este jueves a Estados Unidos para enfrentar cargos de tráfico de drogas, crimen organizado, lavado de dinero y crímenes violentos, entre otros.
“El Chapo” nació el 4 de abril de 1957 en el rancho de La Tuna, del municipio de Badiraguato, en Sinaloa, una región del noroeste de México que se destaca en el mundo por su gran producción de marihuana y amapola.
En ese estado, afectado por el hambre y la violencia, la historia de Joaquín Guzmán Loera es inspiradora para los jóvenes, y se resume como la forma en que una persona pobre puede ser respetada y tener dinero.
“Recuerdo como mi madre hizo pan para mantener a la familia. Vendí naranjas, vendí refrescos, vendí caramelos. Mi madre era una gran trabajadora, trabajó mucho. Cultivamos maíz, frijoles. Me ocupé del ganado de mi abuela y cortaba madera”, dijo el capo en la famosa entrevista grabada para la revista Rolling Stone y Kate del Castillo Productions.
Guzmán solo tenía 15 años cuando se involucró en el negocio de las drogas y tres años después partió a Culiacán, capital de Sinaloa y de ahí a la segunda ciudad en importancia del país: Guadalajara, donde se unió al cártel de Miguel Angel Félix Gallardo, el primer zar mexicano de la cocaína.
El primero con un cartel trasnacional
En la época de oro del capo colombiano Pablo Escobar, Guzmán fue enviado a contactar a narcotraficantes del país sudamericano, donde tejió alianzas privilegiadas para proveerse de cocaína y exportarla principalmente a Estados Unidos.
Para 1989 “El Chapo” Guzmán ya era un jugador importante en el mercado de estupefacientes. El cartel de Félix Gallardo se dividió y Héctor Luis Palma Salazar -actualmente preso- se quedó con el control de la mitad, mientras que los 11 hermanos Arellano Félix, enemigos de Guzmán, se quedaron con el resto.
Los Arellano Félix trataron de matar a “El Chapo” en 1993, en un fallido atentado en el aeropuerto de Guadalajara, donde murió el cardenal de Guadalajara en medio de la balacera.
Desde ese momento las autoridades mexicanas y estadounidenses se dieron a la labor de capturarlo.
Al frente del poderoso cartel de Sinaloa, fundado por Guzmán, estaban además Ismael “El Mayo” Zambada, Juan José Esparragoza “El Azul” y Nacho Coronel, tío de Emma Coronel, quien fuera reina de belleza y la actual esposa de Guzmán Loera.
La empresa criminal construida por estos cuatro capos opera en 80 ciudades de Estados Unidos, es hegemónica en 24 de 32 estados Mexicanos y toda Centroamérica; tiene alianzas en nueve países de Sudamérica y distribuye a Europa, Asia y Australia.
“El Chapo” logró corromper a funcionarios, burló la vigilancia y escapó de dos de los siete penales de máxima seguridad de México.
La primera fuga ocurrió el 19 de enero de 2001 cuando huyó escondido en el cubo de la ropa sucia de la cárcel de Puente Grande, Jalisco (oeste), y la última cuando se evadió el 11 de julio de 2015 por un túnel de 1,5 km cavado bajo la ducha de su celda en el Altiplano, a unos 90 km de la capital del país.
La traición de su ego
El asunto de los túneles no era nuevo para Guzmán Loera, en 1990 fue detectado el primer túnel fronterizo construido en Douglas, Arizona, por Jesús Corona Verbera a quien Guzmán llamaba “El Arquitecto”. En 2003 este hombre fue condenado a prisión en Estados Unidos, pero el capo siguió con la técnica.
En 1993 Joaquín Guzmán fue detenido en Guatemala, en una época en que era señalado por ministros centroamericanos por controlar el narcotráfico en sus países.
En 2011 fue incluido en la lista de las mayores fortunas del mundo de la revista Forbes, con más de 11.000 millones de dólares y dos años después la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) y la Comisión Anticrimen de Chicago, lo nombraron enemigo público número uno de Chicago, y lo compararon con Al Capone.
Su caída comenzó el 22 de febrero de 2014, cuando fue aprehendido mientras estaba con Emma Coronel y sus hijas gemelas en un apartamento del balneario Mazatlán (Sinaloa).
Su estancia en la cárcel fue breve antes del segundo escape, sólo que en esta ocasión su ego lo traicionó, contactó a la actriz mexicana Kate del Castillo y al actor americano Sean Penn para que grabaran su biografía. Ese hecho fue el que según autoridades mexicanas, llevó a su localización y última detención en enero 2016.
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