Unos biólogos han identificado una hormona cerebral que, al parecer, activa la quema de grasa en el intestino. Su hallazgo en modelos animales podría tener repercusiones muy buenas en el desarrollo futuro de fármacos contra la obesidad y el sobrepeso.
Diversos estudios anteriores han mostrado que el neurotransmisor serotonina puede regular la pérdida de grasa. Sin embargo, nadie sabía exactamente cómo. Para responder a esta pregunta, el equipo de la genetista Supriya Srinivasan, del Instituto Scripps de Investigación, en La Jolla, California, Estados Unidos, experimentó con gusanos de la especie C. elegans, que se usan a menudo como organismos modelo en biología. Estos gusanos poseen sistemas metabólicos más simples que los humanos, pero sus cerebros producen muchas de las mismas sustancias señalizadoras, lo que llevó a muchos investigadores a creer que lo hallado en el C. elegans podría ser aplicable en humanos.
Los autores de la nueva investigación suprimieron genes en el C. elegans para ver si con alguna o algunas de estas supresiones podían interrumpir la vía de señalización entre la serotonina cerebral y la quema de grasa. Mediante el ensayo de un gen tras otro, esperaban encontrar aquel sin el cual no podía ocurrir la quema de la grasa. Finalmente, dieron con un gen de tales características, al que llamaron FLP-7. Este codifica para una hormona (un neuropéptido concretamente).
Curiosamente, encontraron que la versión mamífera de la FLP-7 había sido identificada hace 80 años como un péptido que activaba las contracciones musculares cuando fluía en los intestinos de cerdos.
Supriya Srinivasan (izquierda) y Lavinia Palamiuc encabezaron el estudio. (Foto: The Scripps Research Institute/Madeline McCurry-Schmidt)
Los científicos creyeron entonces que era una hormona que conectaba el cerebro con el intestino, pero nadie desde entonces había vinculado al neuropéptido con el metabolismo de la grasa.
El próximo paso en el nuevo estudio fue determinar si la FLP-7 estaba directamente relacionada con los niveles de serotonina en el cerebro.
Lavinia Palamiuc, del equipo de investigación, comprobó que la FLP-7 era efectivamente segregada desde neuronas en el cerebro en respuesta a niveles elevados de serotonina. La FLP-7 viajaba entonces a través del sistema circulatorio e iniciaba el proceso de quema de grasa en el intestino, informó Noticiasdelaciencia.
A continuación, los científicos investigaron las consecuencias de manipular los niveles de la FLP-7. Hallaron que el aumento en los niveles no producía ningún efecto secundario, ni siquiera después de haber transcurrido un tiempo largo. Los gusanos continuaron viviendo con normalidad, excepto por el hecho de quemar más grasa.
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