El primer ministro chino Li Keqiang prometió este domingo devolver un cielo azul a su país, que padece cada vez más a menudo la nube tóxica que genera la contaminación.
En su discurso solemne de apertura de la sesión anual del Parlamento chino (ANP), Li aseguró que el gobierno está “librando una guerra despiadada par preservar el cielo azul”, dos meses después de un pico de contaminación durante el cual el norte de China quedó bajo alerta roja durante seis días.
El número dos del régimen comunista aseguró que su gobierno reforzaría este año las normas ecológicas y las haría implementar de manera más estricta.
“Cerraremos sin vacilar las empresas que no estén conformes a la ley” en materia de emisiones, afirmó el primer ministro.
“Los que contaminan a escondidas o que cometen fraude serán severamente castigados”, advirtió, antes de dirigirse a los cuadros del régimen: “Aquellos que no hagan respetar la ley o que toleren las infracciones de los contaminantes también deben ser perseguidos con severidad”.
Al prometer combatir la contaminación “hasta la victoria final”, el jefe del Gobierno aseguró que “el azul del cielo se verá cada vez más cada año”.
Mencionó en particular la contaminación provocada por la utilización del carbón, que sigue asegurando un 62% de la matriz energética china, aunque la proporción de esa energía particularmente contaminante haya bajado dos puntos el año pasado.
Más de 3 millones de hogares pasarán del carbón a la electricidad o al gas este año, indicó Li ante los 3.000 diputados de la Asamblea nacional popular, reunidos en el Gran Salón del Pueblo en Pekín, bajo un cielo inusualmente azul.
La prensa oficial hizo saber estos últimos días que ciertas industrias deberían cerrar o reducir su producción para evitar un nuevo episodio de “smog” en la capital durante esta importante cita anual, crucial para la imagen del régimen.
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