A pesar de no ser algo peligroso para la vida (no, no morirás por no salir de casa), salir al exterior, al aire libre, es importante para la salud. Para empezar, el Sol nos aporta una buena dosis de vitamina D. Todos sabemos que a través de los alimentos obtenemos muchas vitaminas pero, precisamente la vitamina D, es la única que necesitamos obtener directamente del Sol, pues la piel absorbe la vitamina en lo que se conoce como una reacción fotosintética de la exposición al sol. Si jamás nos da la luz del sol, está claro que nos faltará este importante nutriente -a menos que añadamos suplementos a la dieta-.
Los alimentos que aportan vitamina D no alcanzan ni de lejos a la cantidad de vitamina D que necesitamos. Necesitamos tomar el sol
Es prácticamente imposible obtener la cantidad de vitamina D necesaria únicamente con la alimentación. Muy pocos alimentos incluyen vitamina D y los que la tienen, presentan vitamina D en cantidades muy pequeñas.
¿Para qué es importante la vitamina D?
Es esencial para la salud de los huesos y también protege contra morbilidades crónicas como las enfermedades cardiovasculares y la diabetes. Un nivel bajo de esta vitamina puede conducir a problemas con los huesos; también se ha relacionado con la esclerosis múltiple y el cáncer de próstata.
Aparte de para obtener nutrientes, salir de casa te hace adoptar un mejor estado de ánimo, puede ayudar con el trastorno afectivo estacional y, a su vez, el sol altera el óxido nítrico en la sangre y la piel, que reducen la presión arterial, lo que también disminuye el riesgo de enfermedades del corazón.
Tomar el sol, pero sin excesos
La exposición al sol tiene beneficios, ya lo hemos visto; pero demasiado sol, también es perjudicial para nosotros. Aparte del daño solar obvio y las quemaduras solares, demasiada luz natural puede dañar el sistema inmunológico de la piel, dañando las membranas celulares de la piel y poniéndonos en mayor riesgo de sufrir cáncer de piel.
Fuente: muyinteresante
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