Santo Domingo, República Dominicana. Siendo un adolescente, Geraldo Gabriel Santana, nombre de pila del Poeta Callejero, se sentía atraído por una mata de mangos que estaba justo al lado de su casa.
En la propiedad donde se encontraba el árbol lleno de frutos había un perro pitbull que custodiaba celosamente la casa del vecino, lo que impedía que el hoy artista tomara la decisión hasta que un día se arriesgó, pagando muy cara su osadía.
Aunque el perro no lo mordió, el Poeta llegó a su casa con más de una docena de mangos feliz de haber podido saciar su hambre, pero allí su madre Beatriz Santana Espinosa le estaba esperando, procediendo a quemar su mano derecha, dándole una lección que según contó nunca olvida y la cual agradece porque evitó que adoptase esta practica como algo normal.
Las declaraciones se produjeron en QTV y se transmitirán esta semana.
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