El pasado oculto de Ricardo Arjona: basquetbolista de la selección y dueño de un impactante récord que duró 18 años
El cantante guatemalteco llegó a destacarse como un escolta o alero anotador, al punto que, en sus inicios en la música, combinó las dos pasiones. En el baloncesto dejó una marca que recién fue quebrada en 2005
"Cuando fue la última vez que viste las estrellas…", se pregunta Ricardo Arjona en su canción "Cuándo". Y el propio cantante guatemalteco tiene la respuesta a mano, en su memoria; incluso en un recorte de diario que confirma el hito.
Fue en abril de 1987 cuando todas las estrellas que admiraba, junto a sus correspondientes musas, se corporizaron en sus 195 centímetros para transformarlo en leyenda durante 18 años y no por sus famosas odas al universo femenino.
Antes de ser un cantante de reconocimiento mundial o, mejor dicho, en simultáneo con sus primeros pasos en la carrera que lo entronizó, Ricardo Arjona fue basquetbolista. Y no uno cualquiera: un basquetbolista récord, con paso por la selección de Guatemala y una bandera por ostentar: convirtió 79 puntos en un partido con su equipo, Leones de Marte, una marca recién pudo ser batida en 2005.
Dos años antes de aquella faena, en 1985, Arjona grabó su primer disco, "Déjame decir que te amo", lo que marca que combinó sus pasiones hasta que la ola de la fama redujo a la pelota naranja a un pasatiempo en el que abreva cada vez que su agenda y las giras se lo permiten.
El guatemalteco es un enamorado de los deportes: el fútbol incluso lo seduce por encima del básquetbol. Pero su porte físico lo direccionaba hacia el aro. Y, con la misma disciplina con la que estudiaba canto en la casa familiar, o se presentaba en las competencias de los festivales, o se graduaba en magisterio, o se sumergía en la carrera de Ciencias de la Comunicación, Arjona también se entrenaba con aplicación.
Fue en la escuela donde descubrió sus virtudes en el baloncesto. Su continuo desarrollo generó su evolución y que Leones de Marte, uno de los equipos de mayor tradición del país, se fijara en él. En declaraciones a Prensa libre, Enrique Amaya, ex entrenador de Arjona, lo recuerda como "muy serio al representar su papel de basquetbolista. Era muy tranquilo. Él separaba el deporte y la música".
Comenzó su carrera como base, pero enseguida se transformó en un escolta o alero dinámico, anotador; llevando su talento fronteras afuera de Guatemala con la selección juvenil, de la que formó parte en un certamen llevado a cabo en Honduras. Era muy querido entre sus compañeros, ya generaba esa empatía que luego exprimió sobre los escenarios.
En ese feeling con todos los componentes de su equipo se explica también la impactante marca de 79 puntos en un juego que logró en 1987. En el estadio Teodoro Palacios Flores, el mismo al que concurría con su padre para disfrutar de recitales o de gestas deportivas, Arjona se puso al hombro el equipo y firmó más tantos que todo el equipo rival, en la victoria de Leones 129-74 frente a Confecciones MR.
"Arjona recibió constante colaboración del resto de sus compañeros para dejar esa cifra que, indudablemente, va a ser difícil de superar por buen tiempo", rubricó en su artículo el periodista Rafael Mejía. En aquel entonces, el hito destruido por Arjona estaba en 54. Tuvieron que pasar 18 años para que el otro sello del cantante, no el discográfico, quedara en la historia. En 2005, Marlon Domínguez, de Sat-Cybertech, anotó 89 puntos contra Panpichi para barrer con la huella más clara del artista en el básquetbol.
"Cuando se va a México deja todo por un lado y busca su desarrollo como músico. Acá, en Guatemala, el baloncesto tampoco tenía como una imagen de desarrollo muy clara", le explicó a Prensa Libre el coach Amaya. Llegó a la encrucijada y debió decidir. La trayectoria que edificó avala su determinación. Pero la pasión por el básquetbol jamás se apagó.
"Yo hacía un poquito de todo. No era un 'pistolero', compartía la bola. Crecí bastante tarde. Entonces me dio la oportunidad de comenzar como armador. Después pegué el estirón y crecí más de la cuenta. Bueno, más de la cuenta para la normalidad; menos de la cuenta para el básquetbol. Por eso juego prácticamente en todas las posiciones", contó en una entrevista radial que brindó hace diez años en República Dominicana.
La música lo lleva repetidamente a Estados Unidos, por lo que junto a su familia suele transformarse en espectador de los juegos de la NBA, liga en la que cultivó un fuerte fanatismo por Michael Jordan. Varias veces se lo ha visto en las graderías de los encuentros de los San Antonio Spurs, equipo en el que un latinoamericano ha marcado una época, como Emanuel Ginóbili.
Y cuando vuelve a Guatemala y las luces del escenario se apagan… El basquetbolista resurge. Arjona se reúne de tanto en tanto con sus ex compañeros en Leones de Marte, o en la selección juvenil, toma la pelota naranja, y vuelve a ser aquel escolta o alero espigado, de mano sensible para el aro. Y los épicos 79 puntos dejan de ser un recuerdo de otra vida.
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