Sentado desde una cómoda platea, como si fuera un espectáculo deportivo o teatral, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte presenció cómo el régimen destruía automóviles y motocicletas de lujo contrabandeadas. En total fueron 68 autos y ocho ciclomotores de alta cilindrada en Port Irene, en la provincia Cagayán.
"Antes de que un lugar pueda realmente desarrollarse o ser viable para hacer negocios, es necesario establecer primero la ley y el orden", quien lanzó una dura campaña contra la evasión fiscal, el contrabando y la corrupción.
Conocido por sus declaraciones extravagantes, su mano dura y su polémica forma de gobernar, Duterte montó el show ideal donde Lamborghinis, BMW, Mercedes Benz y otras potentes máquinas son totalmente destruidas y aplastadas por poderosos buldócers.
Esta no es la primera vez que Duterte ordena la destrucción de vehículos de lujo. En marzo pasado ocurrió algo similar. Son el segundo lote de vehículos contrabandeados destruidos en Port Irene.
En marzo último, otros 14 carros de lujo ya habían tenido el mismo destino. Los costosos automóviles y motos son parte de un total de 800 vehículos importados de manera ilegal a Cagayán a través del puerto
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