Lo más odiado de Arjona en sus 52 años
Para muchos amado y para otros tantos odiado, el músico guatemalteco Ricardo Arjona cumplio ayer en día 52 años de edad.
Aunque es seguido principalmente por mujeres que lo han mantenido en el mundo del espectáculo; algunos desertores, en especial varones, desearían que dejara de hacer canciones. Las críticas a sus composiciones son muchas y cada día se convierte en objeto de burlas por la calidad de sus letras.
El cantante comenzó a la edad de ocho años en el ambiente musical, tocando muy bien la guitarra. A los 21 años, lanzó su primer trabajo musical “Déjame decir que te amo”, pero no tuvo éxito y decidió alejarse de ese mundo por varios años.
Decidió regresar a la música y en 1992 lanzó su mayor éxito: “Animal Nocturno”, con el cual logró conseguir discos de Oro y Platino que lo llevaron a ser considerado como uno de los artistas más famosos de Latinoamérica.
¿Por qué se burlan tanto de él en redes sociales?
Aunque Arjona no siempre fue despreciado por su música, poco a poco, conforme el cantante guatemalteco seguía con sus materiales discográficos, algunos se dieron cuenta que sus letras poéticas, también son irrisorias, lo que provoca controversia.
Por ejemplo; “Como un bronceador en casa de esquimales. Así de ilógica es mi vida si ti…” o también está el título “Jesús, verbo no sustantivo”, entonces ¿Lo que da a entender sería: yo jesuseo, tú jesuseas y ellos jesusean?
En varios blogs en Internet se publican comentarios hacia el cantautor como: “es un intento de plagio a Joaquín Sabina”, “es un artista sobrevalorado”, “es un trovador”.
En el portal chileno “El Pillín” afirmaron: “Supo darse cuenta que el secreto de su éxito estaba en segmentarse en un ámbito determinado, donde es un maestro… captar lo más bajo de la mujer y hacer de eso un sucio y barato negocio. El punto es que, desde ahí, para ellas, Arjona es un tipo muy audaz y jugado, que ‘las entiende'”.
En lo que hay más consenso es que Ricardo Arjona ha hecho pasar un buen rato a más de uno alguna vez en la vida, quizás no por sus letras, claro, pero sí por los miles de chistes que se hacen de él o, aún más reciente, por el número infinito de ”memes” en los que él es el protagonista.
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