En el año 2005 hizo su aparición una “comedia” dirigida por un señor llamado Robert Lukatis, conocido en Fundación por sus pastelitos de cativía, pero que tenía como reclamo la presencia siempre querida de Jane Fonda y la no tan querida pero sí más curvilínea de Jennifer López.
El guión, obra de Richard LaGravenese y Anya Kochoff, contaba sobre una chica desafortunada que no pegaba una ni de lejos con sus pretendientes y que, de buenas a primeras, encuentra al que todo parece indicar que habrá de ser el hombre de sus sueños. Pero el sueño troca en pesadilla cuando la chica conoce a la madre del chico que, sin lugar a dudas, es un engendro del infierno y hace hasta lo imposible por romper con el idilio.
¿Les gusta la idea? Claro, a nosotros también. Pero resulta que entre los guionistas y el director trastocaron esa buena idea en una necedad repleta de exageraciones inaguantables.
Pues bien, parece que alguien le sopló la idea al muy productivo señor Roberto Ángel Salcedo y éste, ni corto ni perezoso se dio a la tarea de hacer otraÖ“película”. Y, para salir adelante en el propósito, se buscó a los eficientes Manolo Ozuna y Cheddy García, se trajo de los “exteriores” a Charityn Goico, se endil-gó a sí mismo como personaje principal (cómo no habría de ser), invirtió buen dinero en curvas apetecibles y, adelante, a dejar chiquitas a la Fonda y a la López.
Si la recuerdan, la cinta original era un desastre en la que apenas podía salvarse, y no mucho, la veteranía de Jane Fonda y, volvemos a recordar que fue todo un señor clavo.
Pero, si la comparamos con la presente, “Mi suegra y yo”, cualquier aficionado podría colocar a la del 2005 como una obra maestra.
Porque la presente tiene un guión que avanza dando brincos de un lado a otro, es un sin sentido que no resiste análisis de tipo alguno, abarrotada de personajes que no aportan prácticamente nada a eso que se da en llamar guión. Claro, la idea está presente: Ernesto e Isabel son novios y desde ese fatal primer instante en que él toca el timbre de la casa de ella y le abre la puerta Laura, la muy señora madre de la chica, la estrella venida del mar empieza a hablar y no habrá de parar jamás de los jamases. Estamos a punto de hacer una encuesta para llegar a la conclusión de que ni siquiera en películas de muy largometraje, “Lo que el viento se llevó”, por ejemplo, no se habla tanto como en la presente a pesar de sus cuatro horas. De todo corazón espero que Charityn haya salido con salud luego de tanto hablar y, por supuesto, de tanto hablar disparates. Los demás hablan menos, pero también necedades fáciles de olvidar, como será olvidada en su totalidad la película aunque la vean los más de 10 millones de dominicanos, cosa que, como es natural, no les deseo.
Fuente: Listíndiario
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