Ylka Acosta, una dominicana de 49 años de edad y residente en New Milford (Connecticut), se declaró culpable por numerosos cargos de robo y clonación de tarjetas de crédito y débito, con las que ella y su compatriota Carolyn Leonardo, hicieron compras en tiendas de Massachusetts por un monto de $160.000 dólares.
Acosta y Leonardo, fueron arrestadas el año pasado, después de ir a una joyería, donde hicieron bromas con el dueño, que sospechó de las mujeres.
También se hizo responsable de delitos por lavado de dinero, conspiración e intento de robo.
Se espera que Leonardo, se declare culpable esta semana de los mismos cargos.
Ellas están siendo procesadas en la Corte Superior de Salem en Massachusetts, pero el juez decidió que no irán a la cárcel ni por un solo día.
Leonardo, que reside en Central Falls (Rhode Island) y de 35 años de edad, acompañaba a Acosta en las compras.
Los dos, según el fiscal adjunto Phil Mallard, son responsables de una pérdida estimada en más de $160.000 en un período de 10 meses, en tiendas de todo Massachusetts y New Hampshire, utilizando números de tarjetas de crédito robadas impresas en tarjetas de crédito y débito forjadas.
Ambas hicieron compras en tiendas lujosas Gucci, Ferragamo, Burberry, Barney, Saks Fifth Avenue y Bloomingdales, y en clubes de compras al por mayor como BJ’s Wholesale Club, donde compraron televisores de los más caros que se venden allí.
También comenzaron a comprar relojes Rolex en varios lugares de la cadena de joyerías Long Jewelers, un movimiento que llevó a sus arrestos en febrero de 2015 por la policía de Peabody.
Después de una conferencia a principios de esta semana, el juez Timothy Feeley concluyó, sin embargo, que no sólo las mujeres no tienen que pagar la restitución, sino que recibirán penas de cárcel suspendidas de 2 ½ años, para ser cumplidas sólo si violan los términos de su libertad condicional.
El fiscal Mallard, que pasó meses compilando los registros financieros de las compras fraudulentas, pidió al magistrado que condenara a Acosta a tres o cuatro años en una prisión estatal, tomando en cuenta su historia previa de crímenes similares en Arkansas y Virginia Occidental.
La compra en la joyería, fue frustrada cuando los empleados de la cadena sospecharon de las tarjetas que Acosta estaba usando para pagar los relojes Rolex.
Después de que un empleado de la tienda de Burlington rechazara la compra de un reloj de $10.000 dólares, preocupado de que algo sobre la tarjeta de crédito no estaba correcto, las dos mujeres, salieron del negocio y se fueron a bordo de un carro Acura MDX SUV propiedad de Leonardo, y se dirigieron directamente a la tienda en Peabody.
Los gerentes llamaron a la policía cuando ellas entraban.
La policía de Peabody detuvo a las mujeres cuando salían del estacionamiento. Dentro del vehículo, la policía encontró numerosos recibos, y 11 tarjetas de crédito diferentes.
También encontraron bolsos y gafas de sol de famosos diseñadores.
“Esta era su ocupación, esencialmente”, dijo el fiscal Mallard el jueves al juez James Lang.
El magistrado había accedido a aceptar la sentencia propuesta por Feeley pero éste no estaba disponible el viernes.
“No son sólo las tiendas las que fueron víctimas”, dijo el fiscal adjunto.
Un hombre de Framingham le dijo al juez que todavía estaba afligido por la muerte de su esposa, cuando descubrió que su información de la tarjeta había sido robada y usada. Él ha pasado meses supervisando su crédito y abriendo nuevas cuentas.
Le dijo al juez que no entiende cómo las dos mujeres pueden evitar la cárcel. “Simplemente no entiendo eso”, le recalcó al magistrado. “Especialmente si no es la primera vez”.
El fiscal leyó cartas de otras cuatro víctimas que dijeron que sus vidas también fueron afectadas. Una mujer tuvo que cancelar su tarjeta de crédito porque el número había sido utilizado en el centro de Guitarras de Danvers. Ella había estado planeando viajar para el Día de Acción de Gracias, pero la cancelación de la tarjeta complicó sus planes.
Otra dijo tener que contar su historia una y otra vez a los representantes de servicio al cliente para obtener la eliminación de los cargos fraudulentos.
Sin embargo, los abogados de las acusadas, nombrados por el tribunal convencieron al juez de que ninguna de las dos eran las cabecillas, sino que actuaban más como “corredoras” de una organización más grande. Y sugirieron que las mujeres no se beneficiaron del robo y las compras.
Después de la audiencia, Acosta salió de la corte con Leonardo, quien pagó no sólo la fianza de las dos fijadas en $5.000 dólares para Acosta y la de ella, que fue rebajada de $10.000 a $5.000.
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